Sapiosexual o la erótica de la inteligencia

Hoy vamos a dejar un poco de lado lo más superficial del sexo y nos vamos a centrar en un nuevo término de la parte más sexual de algunas personas.

Sapiosexual o la erótica de la inteligencia

Si bien es cierto que cuando nos preguntan cómo nos gustan los chicos o las chicas, siempre empezamos con "que sea alto, rubio, ojos verdes, musculado, que le guste viajar, patinar e ir los sábados a Pachá" o "que sea morena, delgada, bajita, amante de los animales, simpática, deportista y futbolera". Y ahí nos quedamos, en cuestiones meramente superficiales.

Peeeero... sin embargo, hay personas que lo que menos les atrae de otra persona son sus cualidades físicas. Son los llamados "sapiosxuales". Los sapiosexuales se sienten atraídos por cuestiones intelectuales. Sus estímulos sexuales se despiertan con conversaciones ricas en contenido, que denoten cultura, saber estar, que conozcan mundo, que tengan muchas experiencias y vivencias para compartir.

Una persona sapiosexual verá su deseo sexual activado tras una larga conversación enriquecedora con otra persona culta e inteligente que le aporte valor, que le haga crecer como persona, que despierte sus intereses por nuevas causas, lugares, personas, culturas, etc...

Es decir, que con el "aquí te pillo, aquí te mato", estas personas no casan. Necesitan un mayor estímulo intelectual para activar los sentidos más primitivos.

Se basa en la buena conversación, el humor inteligente, conocimiento amplio y variado de diversos temas. Es muy probable que a la pregunta de "¿cómo es tu pareja ideal?" a un sapiosexual, el primer rasgo a destacar sea la inteligencia.

Los estudios hechos hasta la fecha al respecto de las personas con esta condición sapisexual, destacan simplemente que el interés es mayor hacia personas inteligentes, dejando en segundo plano rasgos como el atractivo físico o tener mucho dinero.

Y ya, la situación ideal es la que se da cuando una persona posee todos los rasgos anteriormente comentados y además resulta atractiva a los ojos del otro. ¿Quién da más? Al final, todo está en nosotros mismos cuando se trata de resultar atractivos tanto física como intelectualmente.